Romanos 8:28 es uno de los versículos más importantes —y a la vez más malentendidos— de la Biblia:
“Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.” (NTV)

A veces se cita mal como “todo saldrá bien”. Pero el texto no dice eso. Primero, la promesa es para quienes aman a Dios y viven conforme a su propósito. Segundo, afirma que Dios mismo hace que todas las cosas trabajen juntas para su bien.

Este versículo es el antídoto definitivo contra la ansiedad y la cura final del miedo: recuerda que Dios obra TODO para bien en los que lo aman.

Una historia inusual lo ilustra.

El 28 de noviembre de 1950, la 1.ª División de Marines de EE. UU., junto a un pequeño grupo de comandos británicos y policías surcoreanos (unos 30,000 hombres), fue emboscada por 120,000 soldados chinos comunistas cerca del embalse de Chosin, en Corea del Sur. Mientras la batalla arreciaba, la temperatura cayó a −35° (Fahrenheit), congelando los alimentos y con la munición al límite.

Los Marines solicitaron con urgencia comida y balas. El ejército realizó un lanzamiento aéreo; encontraron la munición… pero en lugar de raciones de comida recibieron miles de Tootsie Rolls. Tras la frustración inicial, algunos oficiales advirtieron que los Tootsie Rolls no se congelaban y podían comerse. Ese azúcar dio a los hombres la energía suficiente para resistir hasta que llegaron refuerzos y las tropas fueron rescatadas.

Lo que parecía un error, resultó ser providencial.
Esa es la lección de Romanos 8:28: puedes confiar en que Dios transformará lo que tienes en lo que necesitas.

¡Alabado sea nuestro buen Dios!

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