Al terminar su servicio en la Royal Air Force tras la Segunda Guerra Mundial, Edward Craven-Walker estaba comiendo en un restaurante en Hampshire, Inglaterra.
Mientras disfrutaba su comida, notó un objeto de vidrio inusual en el mostrador. Al preguntar qué era, el mesero respondió que se trataba de un temporizador para huevos.
Le explicó que, al dejar caer un huevo en una especie de “gota” de plástico suspendida en agua y aplicar calor, la gota ascendía cuando el huevo estaba listo.
Craven-Walker localizó al inventor del temporizador y descubrió que había fallecido sin registrar una patente. Rápidamente presentó la suya y trabajó quince años perfeccionando el diseño.
En 1964 presentó su dispositivo mejorado en una convención de novedades en Hamburgo, Alemania. Lo llamó Astrolight. Dos inversionistas estadounidenses quedaron tan impresionados que compraron los derechos de distribución para Estados Unidos.
El artículo se volvió tan popular que pronto vendía siete millones de unidades al año, y sigue vendiéndose por millones cada año.
El Astrolight fue un éxito rotundo porque Craven-Walker “tenía los ojos abiertos” y vio una oportunidad que los demás pasaron por alto. Su invento, rebautizado como Lava Lamp (Lámpara de lava), hoy forma parte de la cultura mundial.
Abre tus ojos a las oportunidades de Dios. Aprende a ver posibilidades: están por todas partes.
La Biblia dice en Colosenses 3:23 (NVI):
“Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo.”
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