– La libertad religiosa es la capacidad de actuar sobre las convicciones de su fe.
– Todas las personas tienen derecho a la libertad de expresión y al libre ejercicio de la religión.
– Nadie debe ser acosado o amenazado por el gobierno por ejercer sus derechos a la libertad de expresión y religión en público.
– Todos deben ser tratados con dignidad y respeto por todos los niveles de gobierno, y los legisladores deben administrar justicia con imparcialidad, equidad e integridad. Si bien, en ocasiones, las personas estarán muy en desacuerdo entre sí, respetar las diferencias permite un discurso civil y un diálogo saludable en una sociedad diversa.
– Todos deben tener la libertad de asociarse con otros en torno a valores y creencias compartidos y de formar organizaciones, empresas y otros grupos. Esas asociaciones deben tener la libertad de avanzar en sus misiones y esperar que sus miembros compartan los valores, creencias y misión de la asociación para garantizar un mercado de ideas rico y sólido.
– Las iglesias deben tener la libertad de operar de acuerdo con sus creencias, sin enfrentarse a la discriminación de los gobiernos locales, estatales o federales.
– Cuando las iglesias se unen, se protege la libertad, se empodera a las iglesias compañeras y más personas escuchan la palabra de Dios.