En palabras del Eclesiastés, hay «un tiempo para guardar silencio, y un tiempo para hablar». Ahora es el momento de abogar, o hablar en nombre de aquellos en las naciones en desarrollo que están sufriendo o son vulnerables no sólo a COVID-19, sino también a enfermedades infecciosas de larga data como el VIH.
Como Cristianos, tenemos la Agenda del Cordero. Esta agenda nos llama a amar, del vientre a la tumba, y a abogar por el menor de ellos.
La Defensa es la simple práctica de ofrecer tu voz para elevar a aquellos que pueden ser impotentes, sin voz, o aparentemente sin esperanza, porque cada vida es sagrada, hecha a imagen de Dios.
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