John era un niño que soñaba en grande, a pesar de tener una infancia difícil en San Francisco.
Recibió poca educación formal, pero todos los días visitaba una biblioteca local donde una amable bibliotecaria lo guiaba a través de un programa de lectura profunda e intensiva.
Trabajó primero en una planta procesadora de alimentos, pero luego comenzó a robar y vender ostras. Con dinero prestado por su tía, compró un pequeño bote para salir a saquear los criaderos de ostras por las noches. Cuando su bote se hundió, se unió a la patrulla del puerto.
Aún con hambre de aprender, regresó a la preparatoria y escribió para el periódico escolar. Logró ahorrar lo suficiente para inscribirse en la Universidad de California en Berkeley, pero tuvo que abandonar sus estudios cuando se quedó sin dinero.
Desesperado por salir de la pobreza, se fue a Alaska y se unió a los miles de hombres que buscaban oro en el Klondike. No encontró oro, pero se dio cuenta de que su experiencia en ese viaje podía convertirse en material para escribir.
De regreso a California, empezó a escribir un cuento corto basado en su tiempo en Alaska. Escribió durante quince horas seguidas, sin siquiera detenerse a comer. Al terminar, envió su historia a varias editoriales mientras continuaba escribiendo más relatos.
Durante los siguientes cinco años, recibió 664 rechazos. Como forma de motivación, clavaba cada carta de rechazo al suelo. Llegó a tener una pila de cartas de casi un metro y medio de alto.
Estuvo a punto de rendirse, pero finalmente una revista literaria nacional aceptó publicar uno de sus cuentos. Ese momento lo inspiró a seguir escribiendo.
En 1903, presentó una novela completa que se convirtió en un fenómeno editorial. En pocos meses, el libro lo convirtió en una celebridad internacional. Ahora era uno de los autores más vendidos del mundo.
Pero lo más importante que debes saber es que Jack London alcanzó el éxito con su novela “El llamado de lo salvaje” porque nunca dejó de intentarlo y jamás dejó de creer.
Nunca te rindas en aquello para lo que Dios te ha llamado.
La Biblia dice en Eclesiastés 9:10:
“Y todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo con todo empeño…” —NVI
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